La cuchara de la vida
Generalmente, la olla del guiso guarda lo mejor en el fondo. Por eso dicen las abuelas que es bueno revolver siempre, para que aflore lo que se está cociendo allá abajo, más cerca del fuego. Y además para que todo el potaje, la mezcla, tenga buen gusto y se distribuyan mejor los nutrientes y las calorías, pero sobre todo el sabor.
La Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual vino a hacer las veces de una cuchara, a mover lo que estaba abajo. Así por lo menos parece que sienten los 10 vecinos de Iturbe –un pueblito de unos 300 habitantes a más de 3.000 msnm en la puna jujeña– que se llegaron al AFSCA Jujuy para solicitar una autorización para una radio comunitaria. Está funcionando, pero los equipos son obsoletos y no tienen licencia, además de querer participar de los Fondos Concursables. “Es más importante que la policía, que la escuela en muchos casos, y hasta que la salita de salud”, dijeron. “No hay casi medios de comunicación y por la radio llega todo más rápido, necesitamos ampliar la potencia para llegar a los parajes vecinos”. Son jóvenes del pueblo, ansiosos, ilusionados y limpios. Pero uno sobre todo me llamó la atención:
–Yo hago el noticioso de la mañana –me dijo mirando al suelo.
–Claro, leés los diarios –le dije tan obviamente.
–No... yo hago producción propia… De 9 a 12, todos los días.
–¿Escribís, o te mandan algún cable de agencia por celular? –seguí mi tonta investigación.
–Celular no hay, dicen que ya llegará con la nueva fibra óptica… A mí me leen los diarios… ella (a su lado estaba una jovencita coya, muy serena, hermosa, que lo miraba con total ternura)… Yo escucho, reinterpreto las noticias y luego las difundo…
–Pero ¿por qué?, ¿no sabés leer acaso? –insistí en el colmo de mi estupidez.
–Soy ciego, señor.
Y yo me quedé mudo, con un sabor dulce en el alma, pero mudo.
Alejandro Carrizo
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