domingo, 2 de noviembre de 2014

ARMANDO TEJADA GOMEZ in memoriam


El 3 de noviembre de 1992 fallecía en Buenos Aires, Armando Tejada Gómez, poeta, letrista, escritor y locutor argentino, relacionado con la música folklórica. Su obra "Canción con todos", es considerada Himno de América Latina.

Nació el 21 de abril 1929 en Mendoza, hijo de Lucas Tejada, tropero (llevaba ganado de Mendoza a San Juan y Chile, a través de la cordillera), y de Florencia Gómez, casada a los 14 años. Hijo anteúltimo de 24 hermanos. Canillita, lustrador de zapatos, luego obrero de la construcción. A los quince años se compró un ejemplar del "Martín Fierro" que le despertó la pasión por la lectura y la poesía. Fue autodidacta: aprendió a leer y a escribir por sus propios medios "y en la calle", como él decía. Simultáneamente se despertó en él la inquietud por las injusticias sociales, volviéndose un activista político.
 
Comenzó como locutor en LV10 Radio de Cuyo, que alternó con su trabajo como obrero de la construcción. Comenzó a componer canciones junto al músico Oscar Matus, también mendocino y  esposo de Mercedes Sosa, en lo que sería una larga sociedad. Hombre de una vasta obra literaria y multipremiado, Armando Tejada Gómez es considerado como uno de los mejores exponentes del folclore argentino. Autor de tantas poesías y canciones, y de cierta obra en prosa que fuera prohibida y que aún no se conoce en Argentina como la novela "Dios era olvido".
Yo tuve la suerte de que me "apadrinara". Cuando gané el premio nacional de poesía del Fondo Nacional de las Artes, 1986, me llevó a la Editorial Torres Agüero, donde él editaba toda su obra, y me hizo publicar mi libro "Elementos", que lleva su prólogo ("sos un privilegiado, pendejo, sos el único al que le escribí un prólogo", me dijo).
Aprendí mucho de él, sobre todo en las sobremesas de su casa en Barracas, y en Gernica, la finca donde conocí a varios artistas. También tuve el honor de compartir algunos escenarios con él en esa locura que hicimos juntos: la "Cooperativa de artistas Tome y Traiga" (recuerdo que una vez tuvimos que suspender un recital porque afuera estaban alzados los milicos "carapintadas"), de la que participaban algunos queridos artistas como Elvio Romero, Marcos Silver, el Moncho Mieres, Claudito Sosa, Cecilia Palacios, entre otros.
Nos perdimos en el desparramo del 23 de enero de 1989. Y no nos volvimos a ver. Un día, una tarde de primavera, pero sin primavera, en el bar "Carlitos", al lado de SADAIC, encontré a aquel hombre tan vital que solía llevar un poeta joven al costado mostrándole la vida (como había hecho conmigo), tendido en una mesa. "Ya estamos al final, pendejo", me dijo. Y esa fue la despedida. Todavía llevo esa cicatriz.
Creo que -aún, todavía- la literatura argentina y latinoamericana le debe los honores correspondidos con gran derecho. Aquí mi homenaje a mi maestro y amigo.
ALEJANDRO CARRIZO

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