viernes, 3 de junio de 2011

Rabdomancia

Lenguas bajo tierra (por Jorge Boccanera)

De gira está la orquesta del “fantasista del teclado”, por una cartografía de pueblos fantasmas. A esos caminos convoca el poeta Alejandro Carrizo, cuyo fraseo sobrenada una añoranza inquieta, móvil, inestable. En esos paisajes se mueven sus personajes, los de un circo pobre difuminado en el entorno provinciano: el motociclista suicida, el coplero, un ventrílocuo, un dios, el rostro pintado en el tarro de aceite Cocinero, el prestidigitador, el sembrador de árboles de nada, el que funda pueblos “en la selva del deseo”. Con esa troupe a cuestas, el rastreador escucha “la arena del silencio”, junta paraguas y sombreros para conocer la temperatura de la soledad.

Con la marca de un fuerte trazo visual, como quien pesca colores en el lago de la polvareda, Rabdomancia escarba con la herramienta de la pregunta, indaga con
un hambre de agua, baraja un mazo de postales con figuras que mudan, invita al cambio, a una permanente metamorfosis: “mátense de sí mismos / sean capaces de inventar nuevos ríos”.

En su ejercicio de rabdomancia el poeta busca correspondencias subterráneas, diálogos entre bestias encerradas en un mismo tatuaje, brillos que se envían los peces plateados disimulados bajo la borra del café. Las imágenes son siempre incitantes: “y sus medias negras cortan el humo que separa este lado del otro de la muerte”; contundentes: “la poesía será / el último mueble a retirar / de la casa vacía”...


JORGE BOCCANERA, Buenos Aires, enero 2005


Alejandro Carrizo –poeta legítimo y geomántico–, con su varilla para buscar manantiales constantes de poesía, remonta y baja la ciudad, así resguarda su frescura de árbol compositor. ...

NÉSTOR GROPPA, Jujuy, 2002

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