¿Todos seremos mariposas?
Una vez estuve el museo Pasquini López, en Alto La Viña –ese
lugar recuperado de las sombras–, con el gran Gustavo Roldán. Fue en el marco
del Plan Nacional de Lectura. Y nos dimos a charlar, un poco de la militancia,
pero, por supuesto, sobre todo de literatura. Le pregunté por qué había elegido
los sapos y los piojos, o los quirquinchos, cuando la literatura infantil
estaba atestada de animales grandes y fantásticos: leones, águilas o elefantes…
“Porque los piojos y las pulgas son nacional y popular”, me dijo. “Son como
nosotros, de los pueblitos del interior argentino.”
“Los sapos vienen de abajo –me dijo–, del barro, como
nosotros… Basta ya de animales aristocráticos… Y son mágicos. Antes se pensaba
que llovían sapos, porque aparecen cuando llueve. Pero no, están debajo de la
tierra, en el barro, esperando el momento preciso…”
También hablamos del exilio, de la militancia en la
literatura infantil. Y me quedó algo muy grabado. Gustavo sostuvo que existe en
la Patagonia una especie de mariposas que tienen un mandato biológico en su ADN…
“Tienen la orden de llegar a Europa. Y van. Van muriendo, incluso, en el
camino, o mejor dicho en el vuelo, en la ruta, pero saben que tienen que
llegar, ellas o las próximas generaciones… En ese viaje se van mezclando con
otros bichos, y nacen nuevos bichos, con nuevos nombres, con nuevas
características. Pero todos, en el fondo, son mariposas. Y tienen el proyecto
de llegar, atravesando mares y tempestades, guerras y fatalidades…”
Dijo que, finalmente, y quizá sin darse cuenta, todas
llegaban, incluso las que habían muerto… Todos vamos a llegar, querido Gustavo,
todos, incluso nuestros muertos… ¿Todos seremos mariposas?
A.C.
Qué hermoso texto. Acabo de descubrir tu blog, es un placer leerte.
ResponderEliminarSaludos